Aqui un poema del gran Pablo Neruda, hoy dedicado a mi pequeña Valentina.

Mi perro ha muerto.
Lo enterré en el jardín
junto a una vieja máquina oxidada.

Allí, no más abajo,
ni más arriba,
se juntará conmigo alguna vez.

Ahora él ya se fue con su pelaje,
su mala educación, su nariz fría.

Y yo, materialista que no cree
en el celeste cielo prometido
para ningún humano,
para este perro o para todo perro
creo en el cielo, sí, creo en un cielo
donde yo no entraré, pero él me espera
ondulando su cola de abanico
para que yo al llegar tenga amistades.

Ay no diré la tristeza en la tierra
de no tenerlo más por compañero
que para mí jamás fue un servidor.
Tuvo hacia mí la amistad de un erizo
que conservaba su soberanía,
la amistad de una estrella independiente
sin más intimidad que la precisa,
sin exageraciones:
no se trepaba sobre mi vestuario
llenándome de pelos o de sarna,
no se frotaba contra mi rodilla
como otros perros obsesos sexuales.

No, mi perro me miraba dándome la atención necesaria
la atención necesaria
para hacer comprender a un vanidoso
que siendo perro él,
con esos ojos, más puros que los míos,
perdía el tiempo, pero me miraba
con la mirada que me reservó
toda su dulce, su peluda vida,
su silenciosa vida,
cerca de mí, sin molestarme nunca,
y sin pedirme nada.

Ay cuántas veces quise tener cola
andando junto a él por las orillas del mar,
en el Invierno de Isla Negra,
en la gran soledad: arriba el aire
traspasando de pájaros glaciales
y mi perro brincando, hirsuto,
lleno de voltaje marino en movimiento:
mi perro vagabundo y olfatorio
enarbolando su cola dorada
frente a frente al Océano y su espuma.
alegre, alegre, alegre
como los perros saben ser felices,
sin nada más,
con el absolutismo de la naturaleza descarada.
No hay adiós a mi perro que se ha muerto.

Y no hay ni hubo mentira entre nosotros.
Ya se fue y lo enterré, y eso era todo.

PABLO NERUDA

Mi corazón está sanado, y ha sanado por tu AMOR!


Es dificil entender el tema del amor, al menos para mi es complicado.

Nunca he comprendido como dos seres pueden amarse con toda su alma y simpemente un día esto se acaba. Los cientificos le llaman quimica: "la quimica del amor", éstos nos explican que existen sustancias que se generan en nuestro cerebro que hacen que compatibilicemos con el otro ser, que si acaso y si somos afortunados dura unos 2 ó 3 años y despues el enamoramiento se acaba. ¿Pero y el amor? ¿acaso existe?, ¿o son solo endorfinas, serotoninas y todo aquello que nos produce placer?

No sé la respuesta, la he buscado por mucho tiempo, muchas veces preguntando, otras cuantas experimentando, y hasta ahora solo puedo decir que es el sentimiento más terrible y a la vez hermoso que puede existir.

Hasta hace algún tiempo mi crazón estaba asustado, ya que la experiencia le decia que simplemente el amor no era para mi, frase cursi o trillada tal vez, pero lo sentía así...

Que complicado es amar... y a la vez no tanto, la mayoria de nosotros, si no es que todos, queremos sentir el amor, nos encanta sentir mariposas en el estomago... que dichosa sensación cuando amamos a alguien, y aunque duela, aveces el dolor es un buen signo.

Hoy en día mi corazón ha sanado y aunque muchas de mis experiencias no fueron satisfactorias, he aprendido que amar no es nada facil, pero siempre se puede volver a empezar, siempre se puede volver a confiar y por supuesto tambien es posible volver a amar.

Una vez alguien me dijo que "siempre" significa mucho tiempo, pues precisamente por ese significado yo quiero AMARTE PARA SIEMPRE!!


Nuestro amor está comenzando, solo pido una pizca de paciencia y una cucharadita de empeño para que esto, pueda crecer cada día un poco más. TE AMO!!


Con dedicatoria para mi amado Caballero.

ES EL TURNO DE JAIME SABINES


Jaime Sabines es un Poeta y ensayista orgullosamente mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez en 1926. Radicó en la Ciudad de México desde 1949 cuando inició sus estudios de Filosofía y Letras. Aunque escribió sus primeros poemas antes de los dieciocho años, fue allí en la universidad donde publicó «Horal» a la edad de veintitrés años. Un recuento de sus poemas fue publicado por la UNAM en 1962. En 1965 tras su visita a Cuba para servir como jurado del Premio Casa de las Américas, sufrió un gran desencanto con las tendencias izquierdistas, sentimiento que dejó plasmado en su libro «Yuria» publicado en 1967. Su obra tiene un marcado acento informal que lo convierte en un poeta de todos los tiempos. Su prosa vehemente y su verso sentido y sensual, nos hacen viajar por un mundo de realidades vividas. En 1985 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes. En 1986, con motivo de sus sesenta años, fue homenajeado por la UNAM y el INBA. Ese mismo año el Gobierno del Estado de Tabasco le entregó el Premio Juchimán de Plata. En 1991, el Consejo Consultivo le otorgó la Presea Ciudad de México y en 1994 el Senado de la República lo condecoró con la medalla Belisario Domínguez. Por su libro «Pieces of Shadow» («Fragmentos de sombra»), antología de su poesía traducida al inglés y editada en edición bilingüe, obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura 1996. Tras una larga enfermedad falleció en Ciudad de México en 1999.


He aquí que tú estás sola y que estoy solo...


He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos.

Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.

El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás.

Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.

Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.

En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.

Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.


Los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor.
Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan, no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.

En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.

Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.

Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,la hermosa vida.



Me doy cuenta de que me faltas...

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes, en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido

y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,todo es pesadumbre.


Me tienes en tus manos...

Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdóny yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,eres como mi muerte, amor mío.


Mi corazón emprende...


Mi corazón emprende
de mi cuerpo a tu cuerpo último viaje.
Retoño de la luz,
agua de las edades que en ti,
perdida, nace.
Ven a mi sed. Ahora.
Después de todo. Antes.
Ven a mi larga sed entretenida
en bocas, escasos manantiales.
quiero esa arpa honda que en tu vientre
arrulla niños salvajes.
Quiero esa tensa humedad que te palpita,
esa humedad de agua que te arde.
Mujer, músculo suave.
La piel de un beso entre tus senos
de oscurecido oleajeme navega en la boca
y mide sangre.
Tú también.
Y no es tarde.
Aún podemos morirnos uno en otro:
es tuyo y mío ese lugar de nadie.
Mujer, ternura de odio, antigua madre,
quiero entrar, penetrarte,veneno, llama, ausencia,
mar amargo y amargo, atravesarte.
Cada célula es hembra, tierra abierta,
agua abierta, cosa que se abre.
Yo nací para entrarte.
Soy la flecha en el lomo de la gacela agonizante.
Por conocerte estoy,
grano de angustia en corazón de ave.
Yo estaré sobre ti, y todas las mujeres
tendrán un hombre encima en todas partes.


Mi corazón me recuerda que he de llorar...
Mi corazón me recuerda que he de llorar
por el tiempo que se ha ido,
por el que se va.
Agua del tiempo que corre, muerte abajo,
tumba abajo, no volverá.
Me muero todos los días
sin darme cuenta, y está
mi cuerpo girando
en la palma de la muerte
como un trompo de verdad.
Hilo de mi sangre, ¿quién te enrollará?
Agua soy que tiene cuerpo,
la tierra la beberá.
Fuego soy, aire compacto,
no he de durar .
El viento sobre la tierra
tumba muertos, sobre el mar,
los siembra en hoyos de arena,
les echa cal.
Yo soy el tiempo que pasa,
es mi muerte la que va
en los relojes andando hacia atrás.


Sitio de amor, lugar en que he vivido...


Sitio de amor, lugar en que he vivido
de lejos, tú, ignorada,
amada que he callado, mirada que no he visto,
mentira que me dije y no he creído:
en esta hora en que los dos, sin ambos,
a llanto y odio y muerte nos quisimos,
estoy, no sé si estoy, ¡si yo estuviera!,
queriéndote, llorándome, perdido.

(Esta es la última vez que yo te quiero.
En serio te lo digo.)

Cosas que no conozco, que no he aprendido,
contigo, ahora, aquí, las he aprendido.

En ti creció mi corazón.
En ti mi angustia se hizo.

Amada, lugar en que descanso,
silencio en que me aflijo.
( Cuando miro tus ojos pienso en un hijo. )
Hay horas, horas, horas, en que estás tan ausente
que todo te lo digo.
Tu corazón a flor de piel,
tus manos,
tu sonrisa perdida alrededor de un grito,
ese tu corazón de nuevo,
tan pobre, tan sencillo,
y ese tu andar buscándome por donde yo no he ido:

todo eso que tu haces y no haces a veceses
como para estarse peleando contigo.
Niña de los espantos, mi corazón caído,
ya ves, amada, niña, que cosas digo.




Sólo en sueños...

Sólo en sueños,
sólo en el otro mundo del sueño te consigo,
a ciertas horas, cuando cierro puertas
detrás de mí.
¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,
y ahora estoy preso en su sortilegio,
atrapado en su red!
¡Con qué morboso deleite te introduzco
en la casa abandonada, y te amo mil veces
de la misma manera distinta!
Esos sitios que tú y yo conocemos
nos esperan todas las noches como una vieja cama
y hay cosas en lo oscuro que nos sonríen.
Me gusta decirte lo de siempre
y mis manos adoran tu pelo
y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.
Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,
y con mi mano en tu boca, te busco y te busco.
A veces lo recuerdo. A veces
sólo el cuerpo cansado me lo dice.
Al duro amanecer estás desvaneciéndote
y entre mis brazos sólo queda tu sombra.

Te desnudas igual que si estuvieras sola...


Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!
Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.
¡Y como nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó,
te tengo miedo y siento un escalofrío.)


Tu nombre


Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana paseando
de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.




Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo...


Tú tienes lo que busco, lo que deseo,
lo que amo, tú lo tienes.
El puño de mi corazón está golpeando, llamando.
Te agradezco a los cuentos,
doy gracias a tu madre y a tu padre,
y a la muerte que no te ha visto.
Te agradezco al aire.
Eres esbelta como el trigo,
frágil como la línea de tu cuerpo.
Nunca he amado a una mujer delgada
pero tú has enamorado mis manos,
ataste mi deseo, cogiste mis ojos como dos peces.
Por eso estoy a tu puerta, esperando.


Vamos a guardar este día...



Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras, Debussy la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.
La atmósfera pesada de encierro,
de amor, de fatiga,
con tu corazón de virgen odiándome y odiándote.
todo ese malestar del sexo ahíto,
esa convalecencia en que nos buscaban los ojos
a través de la sombra para reconciliarnos.
Tu gesto de mujer de piedra,
última máscara en que a pesar de ti te refugiabas,
domesticabas tu soledad.
dos, nuevos en el alma, preguntando por qué.
Y más tarde tu mano apretando la mía,
cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho,
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello.
Vamos a guardar este día
entre las horas para siempre.



Yo no lo sé de cierto, pero supongo....


Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.
Todo se hace en silencio.
Comose hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)




Me encanta DIOS


Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.

Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida ? no tú ni yo? la vida, sea para siempre.

Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.

A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho ? frente al ataque de los antibióticos? ¡bacterias mutantes!

Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.

Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.

Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia ? y se agita y crece? cuando Dios se aleja.

Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.

A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.



Pensándolo bien


Me dicen que debo hacer ejercicio para adelgazar,
que alrededor de los 50′s son muy peligrosos la grasa y el cigarro,
que hay que conservar la figura
y dar la batalla al tiempo, a la vejez.
Expertos bien intencionados y médicos amigos
me recomiendan dietas y sistemas
para prolongar la vida unos años más.

Lo agradezco de todo corazón,
pero me río de tan vanas recetas y tan escaso afán.
(La muerte también ríe de todas esas cosas.)
La única recomendación que considero seriamente
Es la de llevar una mujer joven a la cama
Porque a estas alturas, la juventud
Solo puede llegarme por contagio.


Te Quiero a Las Diez de la Mañana


Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día.
Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las
tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el
trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a
odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.

Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que
estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu
vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro
lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu
cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos
desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios,
hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.

Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días
también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena
como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo,
me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante
mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?


HOJAS SECAS DE MANUEL ACUÑA

I
Mañana que ya no puedan
encontrarse nuestros ojos,
y que vivamos ausentes,
muy lejos uno del otro,
que te hable de mí este libro
como de ti me habla todo.

II
Cada hoja es un recuerdo
tan triste como tierno
de que hubo sobre ese árbol
un cielo y un amor;
reunidas forman todas
el canto del invierno,
la estrofa de las nieves
y el himno del dolor.

III
Mañana a la misma hora
en que el sol te besó por vez primera,
sobre tu frente pura y hechicera
caerá otra vez el beso de la aurora;
pero ese beso que en aquel oriente
cayó sobre tu frente solo y frío,
mañana bajará dulce y ardiente,
porque el beso del sol sobre tu frente
bajará acompañado con el mío.

IV
En Dios le exiges a mi fe que crea,
y que le alce un altar dentro de mí.
¡Ah! ¡Si basta no más con que te vea
para que yo ame a Dios, creyendo en ti!

V
Si hay algún césped blando
cubierto de rocío
en donde siempre se alce
dormida alguna flor,
y en donde siempre puedas
hallar, dulce bien mío,
violetas y jazmines
muriéndose de amor;
yo quiero ser el césped
florido y matizado
donde se asienten, niña,
las huellas de tus pies;
yo quiero ser la brisa
tranquila de ese prado
para besar tus labios
y agonizar después.
Si hay algún pecho amante
que de ternura lleno
se agite y se estremezca
no más para el amor,
yo quiero ser, mi vida,
yo quiero ser el seno
donde tu frente inclines
para dormir mejor.
Yo quiero oír latiendo
tu pecho junto al mío,
yo quiero oír qué dicen
los dos en su latir,
y luego darte un beso
de ardiente desvarío,
y luego... arrodillarme
mirándote dormir.

VI
Las doce... ¡adiós...!
Es fuerza que me vaya
y que te diga adiós...
Tu lámpara está ya por extinguirse,
y es necesario.—Aún no—.
Las sombras son traidoras, y no quiero
que al asomar el sol,
se detengan sus rayos a la entrada
de nuestro corazón. . .
—Y, ¿qué importan las sombras cuando entre ellas
queda velando Dios?
—¿Dios? ¿Y qué puede Dios entre las sombras
al lado del amor?
—Cuando te duermas ¿me enviarás un beso?
—¡Y mi alma!—¡Adiós...!—¡Adiós...!

VII
Lo que siente el árbol seco
por el pájaro que cruza
cuando plegando las alas
baja hasta sus ramas mustias,
y con sus cantos alegra
las horas de su amargura;
lo que siente pro el día
la desolación nocturna
que en medio de sus angustias,
ve asomar con la mañana
de sus esperanzas una;
lo que sienten los sepulcros
por la mano buena y pura
que solamente obligada
por la piedad que la impulsa,
riega de flores y de hojas
la blanca lápida muda,
eso es al amarte mi alma
lo que siente por la tuya,
que has bajado hasta mi invierno,
que has surgido entre mi angustia
y que has regado de flores
la soledad de mi tumba.
Mi hojarasca son mis creencias,
mis tinieblas son la duda,
mi esperanza es el cadáver,
y el mundo mi sepultura...
Y como de entre esas hojas
jamás retoña ninguna;
como la duda es el cielo
de una noche siempre oscura,
y como la fe es un muerto
que no resucita nunca,
yo no puedo darte un nido
donde recojas tus plumas,
ni puedo darte un espacio
donde enciendas tu luz pura,
ni hacer que mi alma de muerto
palpite unida a la tuya;
pero si gozar contigo
no ha de ser posible nunca,
cuando estés triste, y en el alma
sientas alguna amargura,
yo te ayudaré a que llores,
yo te ayudaré a que sufras,
y te prestaré mis lágrimas
cuando se acaben las tuyas.

VIII
1
Aún más que con los labios
hablamos con los ojos;
con los labios hablamos de la tierra,
con los ojos del cielo y de nosotros.

2
Cuando volví a mi casa
de tanta dicha loco,
fue cuando comprendí muy lejos de ella
que no hay cosa más triste que estar solo.

3
Radiante de ventura,
frenético de gozo,
cogí una pluma, le escribí a mi madre,
y al escribirle se lo dije todo.

4
Después, a la fatiga
cediendo poco a poco,
me dormí y al dormirme sentí en sueños
que ella me daba un beso y mi madre otro.

5
¡Oh sueño, el de mi vida
más santo y más hermoso!
¡Qué dulce has de haber sido cuando aun muerto
gozo con tu recuerdo de este modo!

IX
Cuando yo comprendí que te quería
con toda la lealtad de mi corazón,
fue aquella noche en que al abrirme tu alma
miré hasta su interior.
Rotas estaban tus virgíneas alas
que ocultaba en sus pliegues un crespón
y un ángel enlutado cerca de ellas
lloraba como yo.
Otro tal vez, te hubiera aborrecido
delante de aquel cuadro aterrador;
pero yo no miré en aquel instante
más que mi corazón;
y te quise tal vez por tus tinieblas,
y te adoré, tal vez, por tu dolor,
¡que es muy bello poder decir que el alma
ha servido de sol...!

X
Las lágrimas del niño
la madre enjuga,
las lágrimas del hombre
las seca la mujer...
¡Qué tristes las que brotan
y bajan por la arruga,
del hombre que está solo,
del hijo que está ausente,
del ser abandonado
que llora y que no siente
ni el beso de la cuna,
ni el beso del placer!

XI
¡Cómo quieres que tan pronto
olvide el mal que me has hecho,
si cuando me toco el pecho
la herida me duele más!
Entre el perdón y el olvido
hay una distancia inmensa;
yo perdonaré la ofensa;
pero olvidarla... ¡jamás!

XII
¡Ah, gloria! ¡De qué me sirve
tu laurel mágico y santo,
cuando ella no enjuga el llanto
que estoy vertiendo sobre él!
¡De qué me sirve el reflejo
de tu soñada corona!
¡cuando ella no me perdona
ni en nombre de ese laurel!

XIII
La que a la luz de sus ojos
despertó mi pensamiento,
la que al amor de su acento
encendió en mí la pasión;
muerta para el mundo entero
y aun para ella misma muerta,
solamente está despierta
dentro de mi corazón.

XIV
El cielo muy negro, y como un velo
lo envuelve en su crespón la oscuridad;
con una sombra más sobre ese cielo
el rayo puede desatar su vuelo
y la nube cambiarse en tempestad.

XV
Oye, ven a ver las naves,
están vestidas de luto,
y en vez de las golondrinas
están graznando los búhos. . .
El órgano está callado,
el templo solo y oscuro,
sobre el altar... ¿y la virgen
por qué tiene el rostro oculto?
¿Ves?... en aquellas paredes
están cavando un sepulcro,
y parece como que alguien
solloza allí, junto al muro.¿Por qué me miras y tiemblas?
¿Por qué tienes tanto susto?
¿Tú sabes quién es el muerto?
¿Tú sabes quién fue el verdugo?

Nocturno a Rosario de Manuel Acuña


Este poema sin duda siempre ha sido muy importante en mi vida, sin embargo ahora queda perfecto, mi melancolia y mi tristeza pronto quedarán atras y seguro pronto te olvidaré!



Pues bien, yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto,
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.


De noche cuando pongo
mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.


Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.


A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo
y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga
pedazo de mi vida;
qué quieres tú que yo haga
con este corazón!


Y luego que ya estaba?
concluido el santuario,
la lámpara encendida
tu velo en el altar,
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...


Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías;
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.¡


Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola,
los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Díos!


¡Figúrate qué hermosas
las horas de la vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida,
y al delirar en eso
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por ti, no más por ti.


Bien sabe Díos que ése era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Díos que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!


Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi mira de poeta,mi juventud, adiós!

AY COMPAÑERO!!! SI USTED SUPIERA LO QUE SIENTO


VAMOS JUNTOS (Mario Benedetti)

Con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

compañero te desvela
la misma suerte que a mí
prometiste y prometí
encender esta candela
con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero
la muerte mata y escucha
la vida viene después la unidad que sirve es
la que nos une en la lucha

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

la historia tañe sonora
su lección como campana
para gozar el mañana hay que pelear el ahora

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero

ya no somos inocentes
ni en la mala ni en la buena
cada cual en su faena
porque en esto no hay suplentes

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero algunos

cantan victoria
porque el pueblo paga vidas
pero esas muertes queridas
van escribiendo la historia

con tu puedo y con mi quiero
vamos juntos compañero.

UNOS CUANTO MÁS DE BENEDETTI

LOS FORMALES Y EL FRIO

Quién iba a prever que el amor, ese informal
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa, la de ella,
era como un augurio o una fábula
su mirada, la de él, tomaba nota
de cómo eran sus ojos, los de ella,
pero sus palabras, las de él,
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa, la de ella,
ya el frío estaba en sus labios ,los de él,
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos
una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre
él probó sólo falta que me quede a dormir
y ella probó por qué no te quedas
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedas
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos, los de ella,
después ella besó sus labios, los de él,
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron



DEFENSA DE LA ALEGRIA

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar y también de la alegría.

ASUNCIÓN DE TI

1
Quién hubiera creído que se hallaba
sola en el aire, oculta,
tu mirada.
Quién hubiera creído esa terrible
ocasión de nacer puesta al alcance
de mi suerte y mis ojos,
y que tú y yo iríamos, despojados
de todo bien, de todo mal, de todo,
a aherrojarnos en el mismo silencio,
a inclinarnos sobre la misma fuente
para vernos y vernos
mutuamente espiados en el fondo,
temblando desde el agua,
descubriendo, pretendiendo alcanzar
quién eras tú detrás de esa cortina,
quién era yo detrás de mí.
Y todavía no hemos visto nada.
Espero que alguien venga, inexorable,
siempre temo y espero,
y acabe por nombrarnos en un signo,
por situarnos en alguna estación
por dejarnos allí, como dos
gritos de asombro.
Pero nunca será. Tú no eres ésa,
yo no soy ése, ésos, los que fuimos
antes de ser nosotros.
Eras sí pero ahora
suenas un poco a mí.
Era sí pero ahora vengo un poco a ti.
No demasiado, solamente un toque,
acaso un leve rasgo familiar,
pero que fuerce a todos a abarcarnos
a ti y a mí cuando nos piensen solos.
2
Hemos llegado al crepúsculo neutro
donde el día y la noche se funden y se igualan.
Nadie podrá olvidar este descanso.
Pasa sobre mis párpados el cielo fácil
a dejarme los ojos vacíos de ciudad.
No pienses ahora en el tiempo de agujas,
en el tiempo de pobres desesperaciones.
Ahora sólo existe el anhelo desnudo,
el sol que se desprende de sus nubes de llanto,
tu rostro que se interna noche adentro
hasta sólo ser voz y rumor de sonrisa.
3
Puedes querer el alba
cuando ames.
Puedes
venir a reclamarte como eras.
He conservado intacto tu paisaje.
Lo dejaré en tus manos
cuando éstas lleguen, como siempre,
anunciándote.
Puedes
venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú.
Aunque mi voz te espere
sola en su azar
quemando
y tu dueño sea eso y mucho más.
Puedes amar el alba
cuando quieras.
Mi soledad ha aprendido a ostentarte.
Esta noche, otra noche
tú estarás
y volverá a gemir el tiempo giratorio
y los labios dirán
esta paz ahora esta paz ahora.
Ahora puedes venir a reclamarte,
penetrar en tus sábanas de alegre angustia,
reconocer tu tibio corazón sin excusas,
los cuadros persuadidos,
saberte aquí.
Habrá para vivir cualquier huida
y el momento de la espuma y el sol
que aquí permanecieron.
Habrá para aprender otra piedad
y el momento del sueño y el amor
que aquí permanecieron.
Esta noche, otra noche
tú estarás, tibia estarás
al alcance de mis ojos,
lejos ya de la ausencia que no nos pertenece.
He conservado intacto tu paisaje
pero no sé hasta dónde está intacto sin ti,
sin que tú le prometas horizontes de niebla,
sin que tú le reclames su ventana de arena.
Puedes querer el alba cuando ames.
Debes venir a reclamarte como eras.
Aunque ya no seas tú,
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros.
Aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí.

ADIOS Alfonsina Storni

Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!

¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!... ?
de llagas infectas? ¡cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más! ...

Ausencia

Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.

NO ES QUE MUERA DE AMOR de Jaime Sabines

Dedicadado especialmente para ti

No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma, de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.

Muero de ti y de mi, muero de ambos,
de nosotros, de ese, desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy solo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano y todo yo te sé como yo mismo.

Morimos en el sitio que le he prestado
al aire para que estés fuera de mí,
y en el lugar en que el aire se acaba cuando
te echo mi piel encima y nos conocemos en nosotros,
separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto , interminable.

Morimos, lo sabemos, lo ignoran,
nos morimos entre los dos, ahora,
separados, del uno al otro, diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que no vemos, en nuestras manos que nos necesitan.

Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso, en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos oscuros e incesantes.

Muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas, inconsolable,
a gritos, dentro de mi, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen de atrás,
de ti, los que a ti llegan.

Nos morimos, amor, y nada hacemos sino morirnos más,
hora tras hora, y escribirnos
y hablarnos y morirnos.

Jaime Sabines

José Saramago



Ahora hablaré de José Saramago, uno de mis autores favoritos, presentando poemas seleccionados de su obra “Poesía Completa”.
Saramago, Premio Novel de Literatura, es uno de los escritores portugueses más conocidos y apreciados en el mundo entero, su trabajo literario merece la mejor aceptación de los lectores y la critica. Además de este volumen del cual les hablo, octavo de la Biblioteca de José Saramago, otros títulos importantes son Manual de pintura y caligrafía, Casi un objeto, Historia del Cerco de Lisboa, La balsa de Piedra, Memorial del convento, El evangelio según Jesucristo, Todos los nombres, Levantado del Suelo, Ensayo sobre la Ceguera, Ensayo sobre la lucidez, La caverna, El hombre duplicado, Cuadernos de Lanzarote I y II, Viaje a Portugal, El cuento de la Isla desconocida y su más reciente publicación El viaje del elefante.
INTEGRAL

Por un segundo, sólo, no ser yo:
Ser bicho, piedra, sol, u otro hombre,
Dejar de ver el mundo desde esta altura,
Pesar el más y el menos de otra vida.

Por un segundo, sólo, otros ojos,
Otra forma de ser y de pensar,
Olvidar cuanto sé, de la memoria
Nada dejar, ni el saberla perdida.

Por un segundo, sólo, otra sombra,
Otro perfil en el muro que separa,
Gritar con otra voz otra amargura,
Cambiar por muerte la muerte prometida.

Por un segundo, sólo, encontrar
En tu cuerpo mudado el cuerpo mío,
Por un segundo, sólo, y no más:
Por desearte más, ya conocida.

DI TU POR MI, SILENCIO

No era hoy un día de palabras,
Intentos de poemas o discursos,
Ni ningún camino era nuestro,
Para decirnos bastaba un acto sólo,
Y ya que en las palabras no me salvo,
Di tú por mi, silencio, lo que no puedo.

PUES EL TIEMPO NO PARA

Pues el tiempo no para, poco importa
Que los días vividos nos acerquen
El vaso de agua amarga colocado
Donde la sed de vida se exaspera.

No contemos los días que pasaron:
Fue hoy cuando nacimos, Sólo ahora
La vida ha comenzado, y, lejos aún,
La muerte ha de cansarse en nuestra espera.

ALEGRIA

Ya oigo gritos a lo lejos
Ya dice la voz del amor
La alegría del cuerpo
El olvido del dolor

Los vientos se han recogido
Y el verano se nos ofrece
Cuántos frutos cuántas fuentes
Y el sol que nos calienta

Ya cojo jazmines y nardos
Ya tengo collares de rosas
Y bailo en medio del camino
Las lanzas prodigiosas

Ya se ofrecen las sonrisas
Ya se dan las vueltas todas
Oh certeza de las certezas
Oh alegría de las bodas.

BALADA

Di la vuelta al continente
Sin salir de este lugar
Interrogué a toda la gente
Como el ciego o el demente
Cuyo sino es preguntar

Nadie me pudo decir
Dónde estabas o vivías
(Ya cansado de olvidar
Para morir sólo vivos
Perdían la cuenta a los días)

Tomé mi guitarra
En el lumbral me senté
Con el cuenco de limosna
Con pan duro en la alforja
Desengañado canté

Quizá dijese romanzas
O cantigas de encantar
Aprendidas en las andanzas
De las escabas venturas
De quien no supo esperar

ARTE DE AMAR

Metidos en esta piel que nos reniega,
Somos dos, lo mismo que enemigos.
Gran cosa, finalmente, es el sudor
(Así ya lo decían los antiguos):
Sin él, la vida no sería lucha,
Ni el amor amor.

INTIMIDAD

En el corazón de la mina más secreta,
En el interior del fruto más distante,
En la vibración de la nota más discreta,
En la caracola espiral y resonante,

En la capa más densa de pintura,
En la vena que en el cuerpo más nos sonde,
En la palabra que diga más blandura,
En la raíz que más baje, más esconda,

En el silencio más hondo de esta pausa,
Donde la vida se hizo eternidad,
Busco tu mano y descifro la causa
De querer y no creer, final, intimidad.

PESDADILLA

Hay un terror de manos en el alba,
Un rechinar de puerta, una sospecha,
Un grito que horada como una espada,
Un ojo desorbitado que me espía.
Hay un fragor de fin y de derrumbe,
Un enfermo que rompe una receta,
Un niño que llora medio ahogado,
Un juramento que nadie acepta,
Una esquina que salta de emboscada,
Un trazo negro, un brazo que repele,
Un resto de comida masticada,
Una mujer golpeada que se acuesta.

Nueve círculos de infierno tuvo el sueño,
Doce pruebas mortales que vencer,
Pero nace el día, y el día recompongo:
Tenía que ser, amor, tenía que ser.

ENIGMA

Un nuevo ser me nace a cada hora.
El que fui, ya lo he olvidado. El que seré
No guardará del que soy ahora
Sino el cumplimiento de cuanto sé.

REGLA


Tan poco damos cuando sólo mucho
En la cama o la mesa ponemos de nosotros:
Hay que dar sin medida, como el sol,
Imagen rigurosa de lo que somos.

RECETA

Tómese un poeta no cansado,
Una nube de sueño y una flor,
Tres gotas de tristeza, un tono dorado,
Una vena sangrando de pavor.
Cuando la masa ya hierve y se retuerce
Se hecha la luz de un cuerpo de mujer,
Una pizca de muerte que refuerce,
Que un amor de poeta así lo quiere.

NO ME PIDAN RAZONES

No me pidan razones, no las tengo,
O daré cuantas quieran: bien sabemos
Que razones son palabras, todas nacen
De las mansas falsedades que aprendemos.

No me pidan razones para entender
La marea rebelde que me llena el pecho.
Mal en este mundo, mal con esta ley:
No hice yo la ley ni el mundo acepto.

No me pidan razones, o que las disculpe,
De este modo de amar y destruir:
En la más oscura noche es donde amanece
El color de primavera el porvenir.

EN LA ESQUINA DEL TIEMPO

En esta esquina del tiempo es donde te encuentro
Oh nocturna ribera de aguas vivas
Donde los lirios abiertos adormecen
El dolor de las horas corrosivas.

Bogando entre los márgenes de tus brazos,
Los ojos e las estrellas de tu pecho,
Doblo la esquina del tiempo que resurge
Del móvil del cuerpo de agua en que me echo.

En la secreta matriz que te modela,
Un pez de cristal suelta delirios,
Y como otro sol se cierne, brillando,
Sobre el agua, los márgenes y los lirios.

INVENTARIO

De qué sedas están hechos tus dedos,
De qué marfil tus muslos lisos,
De qué alturas llegó a tu andar
La gracia de gamuza con que pisas.

De qué moras maduras se extrajo
El sabor acidulado de tu seno,
De qué Indias del bambú de tu cintura.
El oro de tus ojos, de dónde vino.

A qué mecer de ola vas a buscar
La línea serpentina de tus caderas,
De dónde nace la frescura de esa fuente
Que sale de tu boca cuando ríes.

De qué bosques marinos se soltó
La hoja de coral de tus puertas,
Qué perfume te anuncia cuando vienes
A rodearme de deseo las horas muertas.

CUERPO-MUNDO

¿Qué caminos de tu cuerpo no conozco,
A la sombra de qué valles no dormí,
Qué montañas no escalé, qué lejanías
No abarqué con mis ojos dilatados,
Qué torrentes no pasé, qué ríos profundos
La desnudez de mi cuerpo no cruzó,
Qué playas perfumadas no pisé,
Qué selvas y jardines, qué descampados?

RE-INICIACIÓN

Es porque todo huye que yo no huyo
Y vuelvo a conjugar desde el principio
El verbo conocido y sospechado.
En una era de brasas me sentaron,
Más digo que son brumas, Negador,
El cuerpo me regresa, iniciado.

FINAL Y NUEVO COMIENZO

No puede ser luar esta blancura,
Ni aves aletean sobre el lecho,
Donde caen los cuerpos fatigados:
Será, de mí, la sangre que murmura,
Serán de ti, las lunas de tu pecho:
Donde va el cansancio, renovados.

APRENDAMOS AMOR

Aprendamos, amor, de estos montes
Que, tan lejos del mar, saben el modo
De bañar en el azul los horizontes.

Hagamos lo que es justo y razonable:
De deseos ocultos otras fuentes
Y bajemos al mar de nuestro lecho.


MAÑANA

Altos los troncos, y en lo alto los cantos:
La hora de la mañana, en nosotros nacida,
Cubre de azul y verde el gesto simple
Con que me das, serena, tu vida.

Confianza de manos, de ojos calmos,
Donde la sombra de la pena y el llanto
Como la noche del bosque se retira:
Altos los troncos, y en lo alto los cantos.

Saramago José, Poesía completa, Ed. Alfaguara, México, 2005, 637 pp.

TU CRUZ


Aveces me siento tan agobiada que pienso que mis problemas son los peores que hay sobre la tierra, sin embargo cuando miro hacia mi alrededor me doy cuenta que tengo muchas más cosas por las que sonreir que por las que preocuparme, y así es cuando caigo en la cuenta de lo afortunada que soy...


Un joven, ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas, rezando: "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada". El señor, como siempre, acudió y le contestó, "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras".


El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que le había dicho.
Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba. Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared.
"Señor", susurró, "quisiera esa que está allá".


Y el Señor contestó, "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".


Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás. Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.


TU CRUZ cualquiera que sea tu cruz, cualquiera que sea tu dolor, siempre brillará el sol después de la lluvia.

Esta pequeña reflexión, me agrada porque muestra claramente lo que simboliza un verdadero amigo, por eso quiero dedicar estas frases a aquellos que siempre han estado conmigo en los momentos más dificiles y complicados de mi vida. GRACIAS A MIS AMIGOS!


Dice una linda leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:

"HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO".

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:

"HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA".

Intrigado, el amigo preguntó: _¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:_Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.

Cuando te marchaste


Es difícil explicar con palabras aquellos sentimientos que pasan por mi corazón es difícil describirlos, porque no encuentro los adjetivos indicados, los verbos necesarios, los sustantivos correctos para dar cuenta de aquello que se apodera de mi razón, convirtiendo todo lo que creía, todo lo que pensaba, todo lo que añoraba, en absurda nada, arrasó también con aquellas ilusiones que tu paso por mis horas habían generado, transformando lo que aún para mí era cierto y verdadero en devastadoras sombras de angustia inexplicable…


De repente un silencio sepulcral cubre mi alma, aquella que una vez cantaba y danzaba de alegría con el simple sonido de tu voz, mi interior se encuentra sumergido en un caos devastador desafiando aquella perfección que la naturaleza ha otorgado a los interiores humanos. Y es aquí entre tanta revolución, entre tantos cambios cuando me encuentro en la difícil tarea de sacar a la luz, aquellas viejas y nuevas penas, cuyas hondas cicatrices siguen sangrando todavía…


Y de esta manera tal vez encontrando esas palabras mágicas, irreales que agoten con su sentido lo que yo quiero decir, lo que mi corazón grita desde adentro en lo profundo, tal vez así de esa manera, aunque sea un instante volviera la luz a mis ojos, aquellos que se cegaron para no ver lo que el dolor desgarrador de la espera que provocaba en mi ser, ya frágil y vulnerable como un cristal. Entonces tengo que volver a recordar para olvidar, para tal vez aliviar así el peso de mis piernas que ya fatigadas, no solo cargan conmigo, si no también con aquel recuerdo de un tiempo de felicidad…


Y es aquí, cuando inevitablemente debo nombrarte, porque no creo encontrar la cura al mal que me aqueja si no te menciono, aunque sea por última vez. Son demasiadas sensaciones, certezas, sentimientos los que aún conservo de ti, aún deambulan no solo en mis realidades si no también en mis sueños, y me aferran a aquellos momentos donde el verdadero amor fue posible, no me quiero engañar aún te extraño, no estoy buscando no extrañarte, estoy buscando alguna explicación que me devuelva la tranquilidad…


Aquella extraña satisfacción que me convenza de una vez que tu presencia no fue en vano, que aquello que viví contigo tenía algún sentido, más allá de la angustia, del dolor, de la soledad, de todo aquello que hoy después de la desilusión se ha apoderado de mis amaneceres de mis atardeceres, de mis letargos días.


Yo lo sé, soy una ingenua tratando de buscar sentido a esta gran utopía, tratando otra vez de encontrar palabras a mis sentimientos, tratando de plasmar en un papel cuanto has significado, porque de esta manera trato de no enojarme tanto conmigo por quererte aún después de todo lo que pasé cuando te marchaste.
Att. Laura Ordoñez

NADA MEJOR


Nada mejor que mis ojos
ahí donde nada se puede ocultar
ahí donde la nostalgia sobra
pero nunca esta de mas
ahí donde cada color se ha guardado
en cada abrir y cerrar.

Nada mejor que mis manos
ahí donde solo ellas han podido llegar
ahí donde no ha habido rostros sino piel
ahí donde solo ellas han podido sentir
el calor o el frío en cada dar o recibir.

Nada mejor que el corazón
ahí donde solo quien ha estado dentro
sabe de todo lo que soy capaz
ahí donde cuantificar no existe, solo intensidad
pasión, voluntad
ahí donde el alma se acomoda con otra
con armoniosa necesidad.

Nada mejor que mi alma
ahí donde nada se puede inventar
ahí donde cada poema se ha podido crear
ahí donde en cada vibrar he aprendido a amar
ahí donde cada día se acumula el tiempo
para no volver atrás.

Nada mejor que la razón
ahí donde cada sueño se ha vuelto realidad
ahí donde a veces tenemos que aterrizar
ahí donde nada se puede olvidar
ahí donde a veces es necesario borrar
ahí donde el archivo del alma te habla
y es necesario priorizar.

Nada mejor que mi mar
ahí donde si puedo nadar
ahí donde si puedo sobrevolar
ahí donde los mas son delfines
porque ellos si saben de lealtad.

Nada mejor que mi mundo
ahí donde si puedo habitar
ahí donde si puedo volar
ahí donde puedo bailar sin parar
ahí donde si puedo cantar
cantar lo que a mi me gusta
y no lo que quieren los demás.

Nada mejor que mi historia
ahí donde todo lo puedo contar
ahí donde mis testigos si existen,
son de verdad
ahí donde mis palabras se escuchen y sirvan
a alguien mas
ahí donde mi llanto y mi alegría se unan
y sean un bálsamo de paz
ahí donde lejos de ligereza,
tenga la certeza
que si existe la verdadera libertad.